Suena idílico pero es posible. Uno de los primeros desafíos es tener la capacidad de desglosar los objetivos generales y estratégicos de tu empresa en objetivos específicos para cada área.
Tener el foco claro, habilita el siguiente paso: que cada responsable de área, defina su plan de acción y los objetivos particulares para cada recurso. Tomemos como ejemplo el caso de la Distribuidora que se sometió a nuestro Laboratorio de Datos.
Sobre uno de los puntos de venta detectamos que el 80% de los clientes, representaban sólo el 5% de la venta mensual. Es decir, se le vendía un monto representativo al 20% de la cartera de clientes activa. Supongamos ahora que el objetivo para el próximo trimestre sea aumentar el valor del ticket promedio. Este objetivo así de general, requiere de la intervención de al menos, dos áreas: comercial y marketing.
El plan de acción, que deberá proponer el responsable del área, deberá considerar las tareas, recursos y el objetivo individual para alcanzar el objetivo global.
Entonces, una de esas tareas podría ser que el departamento de marketing active promociones del tipo “70% de descuento en la segunda unidad”. Para esto va a requerir de señalización en el punto de venta, difusión por e-mail marketing y pauta en redes sociales, tareas que debe desarrollar en un tiempo determinado para activar la acción. Una vez activada todo lo que conocemos como difusión, tal vez es el momento plantear las tareas para los vendedores en el local. Estas, podrían ser: recordar a cada cliente atendido en el punto de venta la promoción y también comunicarse telefónicamente con un cierto número de clientes para contarles este beneficio.
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