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¿Qué hacer cuando nuestro negocio ya no nos apasiona como antes y esto impacta en la rentabilidad de la empresa?
Una de las situaciones con las que más nos encontramos a lo largo de nuestra trayectoria, especialmente en las pymes y empresas familiares, es el estancamiento por la falta de interés en la actividad de la empresa. Puede ocurrir que el dueño ya haya pasado demasiado tiempo en el negocio o que las nuevas generaciones extingan su interés en él rápidamente. El resultado suele verse reflejado en la rentabilidad de la empresa y su nivel de producción.
- Recordar por qué lo elegimos: En las empresas familiares especialmente, la historia es una parte importante de su desarrollo. Es bueno que recordemos la razón que nos llevó a este campo en primer lugar, para así poder reavivar la llama. Las nuevas generaciones aprenderán de la historia familiar para poder seguir adelante con la misma pasión.
- Cambiar el foco: Una nueva luz sobre el negocio puede hacer que una empresa familiar que tiene mucho tiempo en el mercado se salve de la extinción y vuelva a sus niveles más óptimos. Descubrir en qué nos hemos estancado ayuda a encontrar la razón de la falta de interés. El mejor modo de lograrlo es, sin lugar a dudas, a través de un consultor externo, que pueda aportar una mirada más amplia del mercado y sugerir innovaciones.
- Ampliar el panorama: Tal vez sea necesario mirar un poco fuera de nuestra empresa, para ver cómo nuestros competidores lograron apalear este tipo de situaciones. Reinventarse y reinventar nuestro producto o servicio siempre es un desafío para una pyme o empresa familiar, pero moverse con el mercado ya no puede ser una elección, sino una obligación que le debemos a nuestro negocio.