Muchas veces nos encontramos con empresas familiares donde los socios o gerentes son hermanos. Socios por nacimiento, y quizás no por elección, a menudo los hermanos llevan sus eternas rivalidades a la empresa familiar. Los roles que cumplían en la familia, se replican en el directorio y el primero en el sufrir es el negocio. Las reuniones de directorio se convierten en una réplica de la mesa familiar festiva, con hermanos luchando a los codazos por más lugar de acción.

Ideas sobre crecimiento empresarial encontradas, contra-ordenes expresadas in absentia y faltas de respeto lisas y llanas son algunos de los lugares más comunes a los que llevan estas situaciones. Puede que los dos (o tres, o cuantos sea) hermanos sean idóneos para el trabajo pero.. .¿qué pasa cuando su rivalidad está destruyendo la empresa familiar?

 

 

Nunca debemos olvidar que una empresa familiar es, en esencia, una extensión de la familia – familia cuyos lazos deben ser priorizados siempre, no solo por el bien de la misma, sino por el de la empresa.