Crisis económica y año electoral. El panorama pareciera no poder ser de más incertidumbre. Los números no ayudan y el fantasma de la restructuración resuena en la cabeza de todos: dueños y empleados.
Nuestra experiencia como especialistas en PyMES y empresas familiares, indica que la reducción de costos basada en la supresión de puestos de trabajo, suele ser estresante, doloroso y frustrante. Sabemos que muchas veces, tus empleados son amigos o llevan tantos años en la empresa como vos. Imaginarte sin ellos, resulta algo imposible. Escuchamos una y otra vez «son como de la familia».
A veces la reestructuración tiene que ver con las crisis que te mencionamos y a las que el país nos tiene «acostumbrados». En otras oportunidades, se da a causa de transformaciones en los niveles de crecimiento de la empresa. Con los años, la transformación puede darse meramente por cuestiones generacionales y sacar a tu empresa adelante. La clave de la reestructuración en pequeñas y medianas empresas, está en saber cómo quedarse con la frutilla de la torta.
En Kluger Consultores decidimos no llamarlo “Reestructuración”. Nos parece mucho más apropiado hablar de reformular. Reformular es, para nosotros, aprender a quedarnos con aquello que resulta de verdadero valor para tu empresa. Desde esta perspectiva te proponemos afrontar este camino sabiendo que esta reformulación es, nada más ni nada menos, el resultado de un proceso. Un relevamiento, un análisis y la presentación de resultados que muestran el «donde estamos parados» y hacia dónde vamos.
En pocas semanas analizamos los números de tu empresa y te damos la respuesta.
Estas son las 3 etapas que podemos reconocer en el proceso de reformulación de una PyME.
Antes de comenzar, es importante que tengas en claro cuáles son las tareas y responsabilidades de cada uno de los miembros de tu empresa. El cómo se desarrollan esas actividades también debería ser un elemento para tener en cuenta así como también las habilidades que tal vez desconoces de tus empleados. Tomemos como ejemplo una actividad que se realiza en cualquier tipo de empresa, independientemente de tu tamaño, actividad o sector: la liquidación de sueldos.
Esta tarea, puede darse de manera mensual o quincenal. Seguramente, mientras lees esto, esta tarea ya tiene una cara visible en tu mente, dentro de tu empresa. Ya sabés el quién. Ya tenés una evaluación más o menos pre-definida de cómo ese quién desarrolla su tarea. Pero lo cierto es que en toda organización las tareas son concatenadas. Para que los empleados cobren el sueldo es necesario que ese alguien cuente con todos la información necesaria para la liquidación final.
Seguramente para ese responsable su escenario ideal es el de la independencia total: no depender de nadie, que nadie le tenga que pasar información y poder concretar su tarea en tiempo y forma, pero, eso en una empresa, es utópico. Por eso, es importante que identifiques cómo es el proceso completo, enumerando cada etapa y conocer quienes son los actores protagonistas y secundarios del camino para que puedas obtener un diagnóstico certero de la situación para comparar los resultados con lo que intuís que está pasando.
¿Qué pasa cuando este proceso no funciona o no se lleva a cabo efectivamente? No solamente está en riesgo el pago de los jornales en tiempo y forma, sino también que empiezan otras consecuencias que pueden decantar una crisis de liquidez.
Una vez que obtuviste este mapeo de procesos y actores, ya sea de la empresa completa o de un área específica que necesites ajustar, recién ahí deberíamos a empezar a pensar cómo cortamos la torta para que siga siendo una torta y no perder la frutilla. El objetivo principal de la reestructuración debería ser que el recorte te permita quedarte con la parte más rentable del negocio, sin perder la esencia ni la identidad de tu PyME.
Pero larga el cuchillo que todavía no vamos a cortar nada. Si ya sabés cuál es la frutilla, ahora tenemos que determina cuán profundo va a ser el corte y cuál va a ser la forma de ese corte.
El día a día en la empresa, te lleva a identificar la porción de la torta en la que tenés que enfocarte para obtener mejores resultados. Hay un macroentorno que no podemos manejar pero que los años y las tendencias te hacen más o menos saber o intuir el hacia dónde se dirige. Dentro del microentorno, que podés y debés dirigir y habiendo realizado el análisis previo, sabes cómo rearmar el mapa de tareas para obtener los resultados deseados. El desafío está en que otras áreas o procesos no se desestabilicen cuando tomes la decisión. La combinación de estos dos entornos, es la que va a determinar la profundidad de tu corte: cuanto más aguda sea la situación de tu empresa, más vas a necesitar cortar.
Hay muchas maneras de cortar una torta. Vamos a llevarlo a una situación super familiar: la pastafrola no se corta igual que una torta de cumpleaños. Si decidieras cortar tu PyME así como cortamos una pastafrola, estamos de alguna manera obteniendo piezas o porciones como si fuera un rompecabezas en el que, una vez que se empiezan a repartir las porciones, es poco probable que podamos identificar el centro. Si cortaramos una torta de cumpleaños sin embargo, primero dibujamos un círculo en el centro que es por lo general, dónde está lo mejor: más relleno y más frutillas, desde donde se desprenden otras porciones. Pero hay algo más en este corazón: siempre conserva la forma circular de la torta. La forma, es la esencia de tu PyME, esa que no querés perder.
Medir, es la clave para saber si los cambios que aplicaste en tu empresa, obtienen los frutos deseados. Hacerte del tiempo para obtener esos indicadores clave de rendimiento del negocio que te permiten ver los números de la PyME y hacer un análisis posterior, es tal vez lo más complicado de la gestión empresaria.
Todo este esfuerzo, se debería ver reflejado en un aumento de la rentabilidad de la empresa atravesando al menos 3 ejes: el aumento de la productividad, determinando en qué concentrarse y en qué no para evitar el estar corriendo día a día para solucionar problemas; el reordenamiento y realineamiento de la PyME focalizando la interacción y la comunicación entre las diferentes áreas y traduciendo en términos operativos los objetivos de la empresa; la reducción de costos identificando las áreas que, tras la reestructuración se traduzcan en ahorros significativos y alcanzables de forma inmediata.
Reformular o reestructurar tu empresa, es mucho más que sentarse a ver cómo dan los números. Estamos dispuestos a ayudarte a desplegar las estrategias necesarias para que puedas quedarte con la frutilla de la torta.