El legado familiar. Años de historia. La empresa que fundó tu abuelo. La empresa que tanto le dio a tu familia. Y un día te tocó a vos. Llegar y «hacerte cargo». Un poco mucho pensado así todo junto ¿No?
Lo llamativo es que si releemos el párrafo anterior, aún en el siglo XXI, podemos estar hablando de lo que te paso a vos con tu papá o lo que te está pasando a vos con tu hijo.
Nunca nos caracterizamos por ser muy ordenados en términos de desembarco de nuevas generaciones a la PyME. Era más una cosa del «destino». Cumplir 18 y saber que arrancas en la PyME de tu viejo. A veces sin tener muy en claro para qué.
Por esto te contamos algunos errores que se cometen en esta sucesión familiar para que no te ocurran a vos también.
El primero y el más común es la falta de preparación del sucedido al sucesor. Suele ocurrir que quien debe hacerse cargo tiene una idea muy general de que se hace y cómo se hace, como resultado de una dirección demasiado hermética.
Cuando un directivo concentra la gestión y no delega, solo él tiene la respuesta al “¿En dónde estamos parados?”. Cuando el sucesor llega, hay datos que se desconocen y esto interrumpe la fluidez de la PyME, genera incertidumbre sobre las capacidades del nuevo líder, al quedar al descubierto la falta de información.
Lo primero que debemos entender es que el sucesor puede tener un modelo de liderazgo diferente, ideas nuevas de cómo hacer las cosas y otro tipo de gestión de los recursos que seguramente elaboró con lo que conoce, con lo que sabe. Limitar el factor sorpresa sobra tus hijos o sobrinos, es uno de los primeros pasos.
La conflictividad familiar es uno de los peores males de las empresas familiares. Separar lo personal de lo laboral, a veces se vuelve demasiado difícil. Dónde vamos a pasar las fiestas este año, no debería ser un tema de discusión que se tiene puertas adentro en el negocio. Cuán bueno o malo te resulte tu cuñado o cuñada, menos. Es aquí cuando el Protocolo Familiar, resulta un arma fundamental para mantener las cosas separadas.
Otro de los errores más comunes es la “Ley del Mayorazgo”. El hijo mayor, independientemente de las capacidades que desarrolla, ya es dueño de una empresa familiar desde el momento 0 de su vida. Trasladamos nuestras expectativas y deseos a esa criatura que acaba de llegar al mundo y hasta solemos planificar cada paso de su vida en función de nuestro sueño. Puede ocurrir que a tu hijo mayor no le guste la gestión y tenga otro tipo de habilidades. La presión no debería ser un elemento para la definición. La frustración puede convertirse en el peor enemigo de tu empresa y de tu familia.
Contar con un asesor para planificar el desembarco de las nuevas generaciones en PyMES y empresas familiares resulta una decisión exitosa. La objetividad del consultor, que deja de lado ayuda a resolver conflictos y tomar decisiones inteligentes.