Hay instrumentos legales cuya finalidad es constituir una empresa, establecer responsabilidades y obligaciones de los socios, el objeto social y otras cuestiones jurídicas. Pero mucho de nosotros, no solo somos socios.
Existen instrumentos legales cuya finalidad es constituir una empresa, establecer responsabilidades y obligaciones de los socios, el objeto social y otras cuestiones jurídicas. Pero mucho de nosotros, no solo somos socios. A muchos nos une mucho más que un contrato. Muchas veces nos une la sangre y es ahí cuando el contrato social queda chico, por decirlo de alguna manera.
Hace unos meses desembarcamos en una empresa familiar y una de las primeras cosas que preguntamos fue por su Protocolo Familiar. Era inexistente. Estábamos ante la segunda generación carecía de este recurso. Empezamos por ahí para establecer las bases del comportamiento familiar en torno de la PyME.
Empecemos por definirlo. El Protocolo Familiar es un documento con naturaleza jurídica al que se le suman cuestiones de naturaleza ética o moral. La finalidad es clara: unir a la familia en torno a la empresa y proteger a la empresa de posibles conflictos familiares.
Al Protocolo Familiar adhieren todos los miembros del equipo directivo de la PyME. En él se establecen las condiciones y pautas necesarias para poder encontrar el equilibrio entre la vida familiar y la vida empresarial exitosa, sin que una infiera en la otra.
Es algo así como el dicho popular: “Cuentas claras conservan la amistad”. Es la manera de establecer un código de conducta entre los miembros de la familia que también forman parte de la mesa chica de empresa.
Lo bueno de este “contrato» es que se adapta a las necesidades de cada empresa. Por eso es bueno poder conversar sobre las dificultades diarias que encontras en la relación con los miembros de la familia y que pueden dificultar el día a día de tu empresa.
Entre otras cuestiones, el Protocolo Familiar podría establecer las siguientes pautas:
¿Nunca te pasó que un gran amigo te pedía que le des una mano con su hijo, que había terminado la secundaria y que no tenía nada para hacer? ¿Nunca te preguntaron si no tenías un hueco por ahí? Sí, seguro que te pasó. Y seguro que también le pasó a tu hermano o hermana. Suele pasar que vos te sentís en la obligación de darle una mano a ese amigo pero también tenes una obligación con tus hermanos que también son tus socios.
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