Desde Kluger Consultores siempre pusimos el foco en la importancia de medir ya que como dice la reconocida frase del físico Wiliam Kelvin “Lo que no se mide no se puede mejorar”. Medir la productividad, no es menos importante que medir el resultado final. La no presencialidad nos llena de dudas sobre el rendimiento y la dedicación del otro en sus tareas y precisamente centrarnos en ellas puede ser una manera efectiva de obtener una visión general de lo que sucede detrás de la pantalla.
En esta metodología requiere, en primera medida, que tengas un mapeo general de cómo se dividen esas tareas y, por otro lado, cómo se van concatenando para llegar al resultado final. ¿Por qué? Por que desde ya que el incumplimiento de una tarea en tiempo y forma de uno de los miembros del equipo puede afectar la productividad de otro y así se genera el indeseado efecto dominó que en algún momento se transforma en cuello de botella.
Otro modo práctico es el de la dirección o administración por objetivos, de la que ya te hablamos en esta nota. Este tipo de metodología requiere que dejemos de centrarnos en las tareas y transformarlas en un resultado final. En pocas palabras, la idea es dividir ese resultado en pequeñas metas y que esas pequeñas metas tengan asignados responsables. Esta metodología va a permitirte dejar de pensar en lo ‘que podría pasar si’ y empezar a medir lo que se podría lograr.
No hay una metodología general que permita medir la productividad de cualquier empresa. Cada PyME tiene su ADN, sus características, su realidad, su impronta. Lo que si es cierto es que ya no podemos medir el rendimiento de la empresa o la productividad de un empleado al igual que lo hacíamos antes de marzo 2020.
Si necesitás asesoramiento o querés conocer de que manera podemos ayudarte a mejorar los resultados de tu PyME, el camino continúa por aquí.
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