El comienzo del año implica planificación. Definir hacia dónde vamos. Después de haber medido los resultados trazamos el recorrido de lo que vendrá.
En esta hoja de ruta, incluímos los objetivos: aquello que queremos alcanzar y hacia donde dirigimos nuestras acciones. En los últimos años de la década que acabamos de terminar, empezaron a sonar fuerte los objetivos inteligentes o “SMART”. Se trata de una serie de metas con determinadas características que es muy interesante que conozcas porque por un lado, te ayudan a bajar tus ideas al equipo de trabajo y por otro, te permite a vos, como director, poder medir de manera efectiva su desempeño.
Trabajar con objetivos inteligentes implica que cada meta sea: específica, medible, alcanzable, relevante y temporal. La idea de esta modalidad es permitir el análisis del desempeño de los recursos de cualquier área que se quiera ordenar. Además permiten medir de manera sistemática el trabajo.
Hablemos un poco más en detalle de cada una de estas características
Específico: nos dice exactamente qué queremos lograr. Podríamos decir que queremos aumentar la cartera de clientes durante este año pero eso no sería un objetivo, eso sería un deseo. Sin embargo, si le planteas a tu equipo que lo que se espera este año es crecer un 25% en término de clientes, estamos planteando un objetivo específico.
Medible: va de la mano de la necesidad de contar con un objetivo específico. Para que se pueda medir, saber si lo alcanzamos, no lo alcanzamos, y los motivos del desempeño, es necesaria la especificidad. Una metodología de análisis clara, como nuestro Laboratorio de Datos, puede ser el medio que responda en qué medida se alcanzó el objetivo previsto. Además, en un contexto inflacionario como en el del país, es indispensable hacerlo ¿Por qué? Por ejemplo, los números del sistema de gestión podrían decir que efectivamente hemos facturado en el primer trimestre algo más que el año pasado pero a ese número de crecimiento habría que compararlo con el aumento de costos y precios para saber cuánto fue realmente el crecimiento interanual.
Descubrí una nueva modalidad de dirección para lograr una PyME más autónoma.
Alcanzable: por alcanzable queremos decir posible. En este arte de hacer que un objetivo sea «posible» hablamos de analizar las herramientas con las que cuenta tu empresa y la situación del entorno. Tal vez es uno de las características más importantes, dado que, si un objetivo es demasiado ostentoso podemos generar falta de motivación y baja de la productividad de nuestros empleados.
Relevante: la importancia de este objetivo en relación a los objetivos generales de la empresa también es característico de este tipo de metas. Volvamos al ejemplo 1, en dónde decíamos que el objetivo era crecer un 25% en la cartera de clientes. Supongamos que el objetivo general de la empresa para este año es aumentar la facturación, tal vez, plantear el crecimiento de la cartera de clientes no de como resultado el aumento de la facturación. Tal vez, ese aumento de facturación se lleve mejor con la fidelización de clientes.
Temporal: sin demasiado preambulo. Un objetivo SMART sabemos que tiene una fecha de vencimiento. Es el hasta cuándo. Suele ocurrir que esto solemos hacerlo de manera anual. En un año, queremos crecer, aumentar, liderar, posicionarnos y después llegamos a fin de año agotados, corriendo para todos lados y sin poder hacer una evaluación a tiempo sobre el desempeño del equipo. Tal vez, es más eficiente plantearnos objetivos a corto plazo y poder realizar una evaluación más regular.
¿Querés aplicar objetivos inteligentes en tu PyME? Empecemos a trabajarlos.