Consultoria empresarial: los síntomas de que tu PyME podría necesitarla

Atravesados por la crisis del Coronavirus, un poco nos pusimos a pensar cuáles son los síntomas que te permiten predecir que tu PyME o empresa familiar puede necesitar de consultoría empresarial. Llegamos a la conclusión de que al igual que en la salud, hay síntomas cuantitativos, aquellos que tienen que ver con los números del negocio y otros que por el contrario son cualitativos y hacen al clima de tu empresa.

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Es, por un lado, como cuando te sentís bien y te vas a hacer un chequeo general pero cuando tenés los análisis en la mano te das cuenta que no todo está tan bien como parece. Lo cualitativo tiene más que ver con todo lo contrario, cuando algo te duele o algo te dice que las cosas no van bien y tomas la iniciativa y te vas al médico.

A lo largo de estos años en este blog, hemos hablado de instrumentos y técnicas que pueden ayudarte en la gestión diaria de tu empresa. Así fue como te contamos sobre indicadores clave de rendimiento, sobre tableros de control y también de dirección por objetivos o protocolos familiares. Pero vayamos en profundidad a identificar estos dos grandes grupos que te hablan de que tu empresa podría estar necesitando de consultoría empresarial.

Es verdad: los números hablan

Si, no descubrimos la pólvora pero son muchos los indicadores que pueden alertarte sobre el desempeño de la empresa y cuando las cosas no van bien. Una caída en las ventas, ya sea marcada o mínima pero sostenida en el tiempo, es sólo uno de los “KPIS” que lógicamente anticipan que algo no va bien.

La baja en el número de clientes o un índice inferior en términos de fidelización, son datos que van de la mano al desempeño comercial de la empresa pero a veces la cuestión de fondo es otra. Cuando estos números no se comportan como nos gustaría que se comporten las razones pueden ser varias: desde un tema de estrategia hasta la vigencia del modelo de negocios.

Acá es cuando notamos la importancia de la planificación y de medir cuán cerca o lejos estás de tus objetivos. Sería algo así como el resultado y el deseable en unos análisis clínicos. ¿En qué cabeza cabe que si los números no están bien no vayas a consultar con un profesional? Postergarlo, podría ser peor.

Lo que “no se ve” pero se siente.

Son el enemigo invisible, este término que tanto se puso de moda en los últimos meses pero nada los define mejor. Estamos hablando de eso que tal vez como no se puede medir, le damos menos importancia. Los rumores, falta de conexión con el equipo, fallas en la comunicación, personal calificado que llega y dura poco. Pareciera que cada cual tira para su lado y así es prácticamente imposible que la empresa avance. Pero lo peor es que la PyME termina siendo más demandante, menos autónoma y las cosas empiezan a atravesar límites y todo se vuelve una bola gigante de nieve.

Empieza la tensión entre los socios, que muchas veces son hermanos, primos, padres, hijos y esa tensión se traslada al seno familiar. Y llega la angustia, porque hay algo más en juego que una empresa.

Si en algún momento sentís que el aire dentro de la empresa se corta con la tijera o que no te alcanzan las horas para resolver todo lo que tenés que resolver, tal vez es hora de pensar en un servicio de consultoría empresarial. 

Sabemos que no es fácil que “un desconocido” entre a la empresa pero ya casi estamos acostumbrados a que nos miren de reojo en la primera visita. También sentimos el peso que cargas en los hombros porque a veces son varias las generaciones que llevaron adelante la empresa y no querés ser vos el que baje la persiana. Pero a veces compartir ese peso con alguien que ya lo vivió más de una vez, te sirve para encontrarle la vuelta. 

Por nuestra parte, te proponemos que descargues nuestro brochure y conozcas nuestras historia y nuestra filosofía de trabajo, ingresando aquí. Y por supuesto, estamos disponibles cuando quieras para que nos tomemos un café y charlemos sobre tu PyME.